FRECUENCIA
text by Alejandra Villasmil
Galería Animal, Press Release © 2022
Ordóñez construye sus tomas desde la tensión pulsante entre lo animado e inanimado, entre la fijeza y la fluidez, y quizás esto se deba a su singular mirada, una que está puesta ‘aquí pero allá’ a raíz de su experiencia intercultural como chileno que ha orbitado entre Chile, Nueva Zelanda y Estados Unidos.
Guiado por la intuición mientras divaga por el complejo entramado del espacio público, Ordóñez va descubriendo parajes naturales y vestigios arquitectónicos que remiten tanto a su hábitat circundante como a aquellos que le despiertan memorias y un sentido de pertenencia. Si bien no ha vivido en su país buena parte de su vida, crecer en el Chile dictatorial de los años 80 le “obligó a mirar el mundo de una manera específica”.
En Frecuencia no estamos ante imágenes de una clasificación fácil. Aunque su opacidad es precisamente su gran virtud, es en la vivencia autoral de lo glocal desde donde se puede entender el impulso de estas cuidadas composiciones. Muchas de ellas abrazan la noción espacio-tiempo a través de la “ausencia de nuestra presencia” en el paisaje urbano, o las marcas y cicatrices del concreto yuxtapuestas a una naturaleza herida que lucha por defender el lugar sagrado que le corresponde.
Y es que en estas fotografías hay mucho de cómo la mano humana ha venido interviniendo de forma avasallante tanto en nuestros ecosistemas como en las mismas estructuras que ha erigido para habitar en y con este mundo. Las imágenes de Cristian Ordóñez podrían leerse, así, como un statement del despertar de la consciencia ambientalista, pero su propósito en el imaginario colectivo está -aunque parezca una paradoja- en develar la belleza del caos y lo ciertamente ominoso de nuestra relación con lo vivo.
Esta aproximación nos remite al documental Grizzly Man (2005), donde el cineasta alemán Werner Herzog emite juicios brillantes y a la vez perturbadores sobre nuestra condición humana y las complejas relaciones interdependientes entre especies: "Creo que el denominador común del universo no es la armonía, sino el caos, la hostilidad y el asesinato”.
Ordoñez también retrata la humanidad, pero no la responsable de nuestros desastres y fracasos como especie, sino aquella compuesta por las personas que respeta y admira. También ha realizado series fotográficas en las que, como en Frecuencia, testifica sus encuentros con los territorios sociales, económicos y geográficos que ha venido transitando en sus viajes y estancias de vida.
Desde el punto de vista técnico, trabaja con formatos medianos y grandes, en blanco y negro, y revela él mismo las películas en su cuarto oscuro. Esto no sorprendería en una época anterior al advenimiento de lo digital, pero hoy viene a representar una declaración estética, por demás, a contracorriente, donde el retoque no es un invitado a la conversación y la espontaneidad del error es aprovechada con fines formales y lingüísticos.
Como fotógrafo con experiencia en diseño gráfico, los foto-libros se han vuelto una herramienta para documentar sus trabajos y procesos y experimentar con el medio. Ordóñez trabaja en proyectos específicos y despliega imágenes de sus archivos para crear publicaciones temáticas. Hasta la fecha, ha publicado ocho foto-libros y colaborado con organizaciones y artistas, ya sea con su trabajo fotográfico, como editor o director de arte.
La serie Frecuencia (a ser publicada como libro) fue nominada al Premio Leica Oskar Barnack (Alemania, 2022), ganó la Beca Edward Burtynsky (Canadá, 2021) y el Premio del Instituto Urbanautica (Italia, 2020), en la categoría Representaciones del Espacio, Arquitectura y Conflictos.
Su último libro de fotos, On Trial (2022), fue publicado por acb-press (Australia) y ha sido adquirido recientemente por las colecciones de la National Gallery of Canada, Library & Archives Collection; la Biblioteca Estatal de Victoria; y la Biblioteca Nacional de Australia (2022).
Su anterior serie de tres libros autoeditados llamada Notes (2021), fue adquirida por la Colección Gabriela Cendoya Bergareche, España. El libro Other Voices (2019) fue exhibido en el Museo Benaki de Grecia como parte del Festival de Fotografía de Atenas 2019. Publicó su primer libro, A Way to Disconnect and Connect, en colaboración con Ediciones Daga (Chile) en 2017.
La exposición Frecuencia, que se presenta a partir del 6 de octubre en Galería Animal, cuenta además con una pieza de audio creada por el artista canadiense Justin Pape y un texto de Mónica Salinero Rates, Doctora en Ciencia Política y Socióloga, curadora, académica e investigadora interdisciplinar e integrante de la Editorial Independiente de foto-libros Metalibro.
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Alejandra Villasmil
Directora y Fundadora de Artishock. Licenciada en Comunicación Social, mención audiovisual, por la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas, Venezuela, 1994), con formación libre en arte contemporáneo (teoría y práctica) en escuelas de Nueva York (1997-2007).
FRECUENCIA
text by Alejandra Villasmil
Galería Animal, Press Release © 2022
Ordóñez construye sus tomas desde la tensión pulsante entre lo animado e inanimado, entre la fijeza y la fluidez, y quizás esto se deba a su singular mirada, una que está puesta ‘aquí pero allá’ a raíz de su experiencia intercultural como chileno que ha orbitado entre Chile, Nueva Zelanda y Estados Unidos.
Guiado por la intuición mientras divaga por el complejo entramado del espacio público, Ordóñez va descubriendo parajes naturales y vestigios arquitectónicos que remiten tanto a su hábitat circundante como a aquellos que le despiertan memorias y un sentido de pertenencia. Si bien no ha vivido en su país buena parte de su vida, crecer en el Chile dictatorial de los años 80 le “obligó a mirar el mundo de una manera específica”.
En Frecuencia no estamos ante imágenes de una clasificación fácil. Aunque su opacidad es precisamente su gran virtud, es en la vivencia autoral de lo glocal desde donde se puede entender el impulso de estas cuidadas composiciones. Muchas de ellas abrazan la noción espacio-tiempo a través de la “ausencia de nuestra presencia” en el paisaje urbano, o las marcas y cicatrices del concreto yuxtapuestas a una naturaleza herida que lucha por defender el lugar sagrado que le corresponde.
Y es que en estas fotografías hay mucho de cómo la mano humana ha venido interviniendo de forma avasallante tanto en nuestros ecosistemas como en las mismas estructuras que ha erigido para habitar en y con este mundo. Las imágenes de Cristian Ordóñez podrían leerse, así, como un statement del despertar de la consciencia ambientalista, pero su propósito en el imaginario colectivo está -aunque parezca una paradoja- en develar la belleza del caos y lo ciertamente ominoso de nuestra relación con lo vivo.
Esta aproximación nos remite al documental Grizzly Man (2005), donde el cineasta alemán Werner Herzog emite juicios brillantes y a la vez perturbadores sobre nuestra condición humana y las complejas relaciones interdependientes entre especies: "Creo que el denominador común del universo no es la armonía, sino el caos, la hostilidad y el asesinato”.
Ordoñez también retrata la humanidad, pero no la responsable de nuestros desastres y fracasos como especie, sino aquella compuesta por las personas que respeta y admira. También ha realizado series fotográficas en las que, como en Frecuencia, testifica sus encuentros con los territorios sociales, económicos y geográficos que ha venido transitando en sus viajes y estancias de vida.
Desde el punto de vista técnico, trabaja con formatos medianos y grandes, en blanco y negro, y revela él mismo las películas en su cuarto oscuro. Esto no sorprendería en una época anterior al advenimiento de lo digital, pero hoy viene a representar una declaración estética, por demás, a contracorriente, donde el retoque no es un invitado a la conversación y la espontaneidad del error es aprovechada con fines formales y lingüísticos.
Como fotógrafo con experiencia en diseño gráfico, los foto-libros se han vuelto una herramienta para documentar sus trabajos y procesos y experimentar con el medio. Ordóñez trabaja en proyectos específicos y despliega imágenes de sus archivos para crear publicaciones temáticas. Hasta la fecha, ha publicado ocho foto-libros y colaborado con organizaciones y artistas, ya sea con su trabajo fotográfico, como editor o director de arte.
La serie Frecuencia (a ser publicada como libro) fue nominada al Premio Leica Oskar Barnack (Alemania, 2022), ganó la Beca Edward Burtynsky (Canadá, 2021) y el Premio del Instituto Urbanautica (Italia, 2020), en la categoría Representaciones del Espacio, Arquitectura y Conflictos.
Su último libro de fotos, On Trial (2022), fue publicado por acb-press (Australia) y ha sido adquirido recientemente por las colecciones de la National Gallery of Canada, Library & Archives Collection; la Biblioteca Estatal de Victoria; y la Biblioteca Nacional de Australia (2022).
Su anterior serie de tres libros autoeditados llamada Notes (2021), fue adquirida por la Colección Gabriela Cendoya Bergareche, España. El libro Other Voices (2019) fue exhibido en el Museo Benaki de Grecia como parte del Festival de Fotografía de Atenas 2019. Publicó su primer libro, A Way to Disconnect and Connect, en colaboración con Ediciones Daga (Chile) en 2017.
La exposición Frecuencia, que se presenta a partir del 6 de octubre en Galería Animal, cuenta además con una pieza de audio creada por el artista canadiense Justin Pape y un texto de Mónica Salinero Rates, Doctora en Ciencia Política y Socióloga, curadora, académica e investigadora interdisciplinar e integrante de la Editorial Independiente de foto-libros Metalibro.
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Alejandra Villasmil
Directora y Fundadora de Artishock. Licenciada en Comunicación Social, mención audiovisual, por la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas, Venezuela, 1994), con formación libre en arte contemporáneo (teoría y práctica) en escuelas de Nueva York (1997-2007).